Lo bueno, si breve…

Qué digo dos veces bueno. Y tres, cuatro y cinco…

De cuando recomiendan libros. De cuando uno de esos libros que recomiendan, lo hacen desde #WMC Women Media Channel, en el programa de radio Dirigir en Femenino 108.0 FM Madrid. De cuando uno de esos libros recomendados, Experimenta poleo, lo he escrito yo.

Todo un honor y mi gratitud con G mayúscula, para la redactora de cultura y colaboradora del programa Begoña Caballero.

Lo que deberías saber sobre las escaleras

Hay escaleras

que nos suben

hasta el suelo

y escaleras

que nos bajan

hasta el techo.

Luego,

las que nos bajan

las subimos

y las que nos suben

las bajamos,

hasta el techo

y hasta el suelo.

Cabe recordar

entonces,

la lógica

de bajar

por las que

nos bajan

y de subir

por las que

nos suben.

Pues es

la misma

escalera

o la escalera

misma,

la que sube

hasta el techo

que a su vez

es la misma

que baja

hasta el suelo

y por ende,

del techo

hasta

el suelo

y del suelo

hasta

el techo,

se sube y

se baja,

se baja y

se sube,

debiendo saber

antes de iniciarse

que al bajar

nunca

se llegará

al techo,

ni al subir

jamás

se alcanzará

el suelo.

I + D en el Camino de Santiago

I + D en el Camino de Santiago

IlustreDestacado
InteresanteDesarrollado
Ideal Dinámico
IncreíbleDecisivo
ImaginadoDeseado
InternacionalDocumentado
InspiradorDefinitivo
IndispensableDemostrado

16 Caminos que no son el de Santiago

  1. Los que nos traen en vez de llevarnos.
  2. Los que nos llevan en vez de traernos.
  3. Los que transitamos sin querer.
  4. Los que queriendo no transitamos.
  5. Los que están en el horizonte.
  6. Los horizontes sin camino.
  7. Los que hacemos nuestros.
  8. Los que hacen nuestro camino.
  9. Los que van.
  10. Los que vienen.
  11. Los que nos desandan.
  12. Los que nos andan.
  13. Los que no empiezan nunca.
  14. Los que terminan antes.
  15. Los perdidos que no encontramos.
  16. Los que nos pierden pero buscamos.

Tantos como pies que pisan,

tantos como zancadas que corren,

tantos que sin darnos cuenta

nos recorren.

Horizonte

Los horizontes existen para que tengamos siempre algún lugar al que ir.

Camino de la sinonimia

Era independiente, osada, suelta, atrevida. Tenía cobijo, morada, residencia, techo, mansión, nido, rincón. Había estado por encima, sobre y por debajo, tras de sus posibilidades, rentas, medios, riesgos, bienes. Creyó tenerlo todo, íntegro, absoluto, total, completo. Pero era dueña de ausencias, nada, cero, ninguno, carencias, nadie, nulidades. Entrada en depresión, abismo, precipicio, profundidad, ruina, crisis. Sin fuerza, energía, actividad, manera, vigor. Tenía atesorado, guardado, cuidado, técnica, modo, manera, talento e ingenio. Decidió moverse, mudarse, alterar y enmendar. Para brotar, emerger, aflorar, empezar e invertir en pensamientos, ideas, aptitud, maña y sobrevivir libre de equivalencias y parecidos. Exenta de sentirse ajustada, reducida, ceñida.

Fotografía de Susan by Susan.

Las madres deberían ser inmortales

El Día de la Madre del año 2016, mamá escribió, «Como el Ave Fénix pero ahora sin alas. Los mismos sueños, emociones e intenciones, con menos lágrimas, las dejé en el camino… ¿El corazón? Aún late, le pedí que esperase, por compartir con todos, más abrazos y cariño. »

Mi madre falleció el 14 de mayo, trece días después.

En mi infancia, algunas veces me despertaba llorando, soñaba que mi madre se moría. Ella, al despertar, me abrazaba sonriendo y me decía que eso significaba que le estaba alargando la vida.

Tal vez no soñé lo suficiente. Debería haber soñado infinitas veces más y así haber conseguido para ella una vida interminable. Era absurdo pensarlo, pero me habría gustado que mamá viviese todo el rato. Las madres deberían ser inmortales.

Si se trata de que en esta vida la muerta viva, ojalá que en otra vida la muerte muera.

Gracias, mamá. Por tanto. Por todo.

Comerciantes de puntos, acentos y comas

Y todo cabe en un libro, ¡claro está! Todo lo que se ha metido, hasta el tiempo con calzador que se necesita; primero para ser pensado para ti, después para ser escrito para no pagar plusvalía la pena intentarlo y, finalmente para ser leído lleva tilde. Y, con tanta palabrería, el escritor queda cansado y el libro hasta empachado. De ser así, lo habrán podado o, a lo peor, talado. Pero, lejos de eso, ya debe florecer en alguna librería. Porque los escritores son comerciantes de puntos, acentos y comas y traficantes de admiraciones, interrogantes y de palabras que están solas, «Como las barcarolas que surcan las olas. / Solas, como las caracolas que esconden la mar toda. / Solas, en definitiva, como las farolas, / que a nadie le importa / si alumbran un adoquín o hasta un remoto jardín./ Solas, como las puertas giratorias; se entre o se salga, ellas siempre se terminan abriendo y cerrando, / solas.»

De mi libro Experimenta poleo

Se escribe fácil, se lee rápido

Pensamientos

Había una vez una niña, Caperucita, ¡no no! Había una vez un niño, Caperucito, ¡no no! tampoco. Había una vez una niña azula y un niño roso, ¡no no no! Había una vez una elefanta, ¿de naranja o de limón? De naranjo o de limona o mono. ¡Nooo! Había una vez una serpienta que comía plátanas. ¡Madre mía! ¡Vamos a ver! Había una vez un vaco que no daba leche, ¡claro! Tenía pechas o tetos, ¡A saber! Y una tora sin cuernas. ¡Mal, mal, mal!

Había una vez personas que vivían en la «munda» y personos que vivían en el «tierro». Así no. No lo veo. Había no sé ni cuántas veces ya, una jirafa, ¡jirafa Rafa! Esto no es lo que busco. Había una vez un mujero y una hombra que se enamoraron y tuvieron pensamientos. Miento. No pensaron. Me refiero más a esas flores o floros de invierno o invierna y a veces de tres colores o coloras. En fin, quiero decir que se compraron un jardín, jardón o jardina y lejos de plantar pensamientos, plantaron setos y setas. Por aquí voy bien, ¡mira tú!

Un buen día o malo, un pájaro se posó en la seta y una pájara en el seto. ¡Qué cosas! El mujero y la hombra decidieron sin pensar ¡claro! poner una valla o vallo para delimitar el vuelo del pájaro y la pájara. ¡Vamos, al lío! O bien (la hombra) pone la valla, o por el contrario, el vallo lo pone (el mujero). Ante el dilema, decidieron llamar a una asesora profesionala, ¡hala! Ahora ya eran cinco o cinca: el mujero, la hombra, el pájaro, la pájara y la profesionala.

El mujero quería la valla de madera y pintarla de negra. ¡Ay Dios! De color oscuro quise decir. La hombra quería el vallo del color ¡lo que tú digas!

¡Hete aquí a la profesionala! Colocó una valla y un vallo. Uno alrededor del mujero y otra alrededor de la hombra. Pero apareció la pájara (la que se había posado en el seto), y se colocó en el vallo de la hombra. Y el pájaro, como no podía ser de otro modo o moda, se colocó en la valla del mujero. Ahora, la asesora profesionala estaba bloqueada y llamó a otra profesionala, de más rango o ranga. Y vino la abeja reina. Ahí es na’. Fue entonces cuando empezaron a aparecer bichas de toda índole. Saltamontas, gusanas, lagartas, escarabajas. El griterío era descomunal. De tres pares,… vamos. Del todo surrealista. Cuo cuo en vez de cua cua, pía pía en vez de pío pío. En fin…

La abeja reina, a plena tráquea, preguntó, —¿quién ha empezado?

La hombra dijo, —la pájara.

El mujero contestó, —la profesionala.

El pájaro añadió, — la hombra.

La profesionala increpó,— el mujero.

La pájara, añadió indignada, —el pájaro.

Basta. Se escuchó. ¿Dónde están los pensamientos?

– ¿Quién ha dicho eso? —Preguntó la censura que acababa de llegar acompañada de las troncas de las árbolas para hacer un control de calidad a los troncos.

– Alguien contestó, —he sido yo—.

– ¿Y tú, quién eres si se puede saber? —Volvió a preguntar la censura.

– Una flor, simplemente, la flor del pensamiento.

Esto no es cuento, pero cualquier parecido con la realidad, es que empieza a parecerse mucho a la realidad. En cuanto a mí, son solo pensamientos, míos, que no pensamientas.

Preguntas Vs. Respuestas

El filósofo francés Jean Gerson dijo, «Al final no os preguntarán qué habéis sabido, sino qué habéis hecho.»

Me complace dejaros por si no tenéis televisión y además os apetece leer, la entrevista que me ha hecho la Editorial Acen.

Si te ocupas de tus cosas, las cosas se ocupan de ti

De las comunes, corrientes, ordinarias, naturales. De las bonitas, lindas, hermosas, bellas, monas o feas, repugnantes, vergonzosas, repelentes. De las que llegan tarde, no se presentan, no se manifiestan, no proceden, no acontecen, no suceden, no se ajustan, no se tornan, no vienen. De las que se alargan, se aumentan, se prolongan, se estiran o se acortan, se achican, se resumen, se contraen, se merman, se sintetizan.

De las que chirrían, retumban, se estremecen, se estallan o las que tintinean, silban, tocan y susurran. De las que se pierden, se descuidan, se abandonan, se desperdician y se olvidan. De las que se estropean, se dañan, se averían, se destrozan, se escacharran o se arreglan, se retocan, se enmiendan, se ordenan, se ajustan, se normalizan, se mejoran y se sanean. De las que valen, suman, aportan, sirven, contribuyen, socorren, apoyan o disminuyen, restan, quitan, birlan y arrebatan.

De las que se malogran, fracasan, se frustran, se arruinan, se desgracian o se trabajan, se cultivan, se fabrican y se labran. Porque cuando uno se ocupa de sus cosas, esas cosas se ocupan de uno. Y se sueñan, se imaginan, se anhelan, se ansían, se desean y se quieren. Y entonces se conquistan, se consiguen, se obtienen y se logran.

Como la apuesta valiente de #Aceneditorial publicando mi libro, Experimenta Poleo. Todo un desafío literario. Una oda al humor en prosa experimental. Gratitud sin provisión de fondos. #ilimitada

*Cuenta atrás (10, 9, 8, 7, 6, 5, … ) para que salga a la venta.